domingo, 29 de junio de 2008

Petra

La historia de Petra se remonta hasta el siglo III a.C., como capital de los nabateos que logró mantenerse, como tal, hasta el siglo Id.C. La ciudad formó parte del importante entramado de las rutas comerciales de las caravanas que transportaban incienso, metales preciosos, hierbas aromáticas y betún desde el Mar Mediterráneo, como ya dejara escrito el historiador griego Diodoro de Sicilia en el siglo I a.C.
A pesar de los intentos que se vienen realizando, a través de las excavaciones arqueológicas, para desenmascarar la historia de este pueblo, todavía resulta imposible establecer un hilo conductor uniforme.
La construcción de los primeros y magnos monumentos empezaron bajo el esplendor del reinado de Aretas IV (9 a.C. - 40 d.C).
La ciudad de Petra no se pudo concebir sin haber dominado el agua del desierto. Gracias a recientes excavaciones, se ha logrado desenterrar el Siq, camino de acceso a Petra a modo de pasillo entre los riscos, y que la hacen invisible desde el exterior.
Atravesándolo se llega a la ciudad, que deja oculto todo el sistema de abastecimiento de agua.
En todo el territorio de Petra sorprenden las obras realizadas por el hombre, que geometrizan parte del basto paraje natural de grandes rocas, redondeadas por el paso del tiempo.
Siguiendo el camino del Siq, en dirección noroeste, se encuentra la Tumba del Obelisco, el Tesoro (Al Khazneh) y el Teatro, para dejar al este, las tumbas del Palacio, Corintia, de la Seda y de la Urna, el templo de los Leones alados, el Mausoleo de Sextius Florentinus y una iglesia bizantina del siglo V con ricos mosaicos; y al oeste, el altar de los sacrificios, el Qasr al Bint, el Museo y el castillo de los Cruzados. Más alejados del camino, que penetra en Petra, se encuentra el Monasterio (Al Dir) y el Triclinio del León.
El Tesoro (Al Khazneh). Descubierto en el año 1812 por Johann Ludwing Burckhardt, sin duda, es el más conocido por los turistas. El templo queda oculto por las altas rocas que a manera de pasillo van a desembocar en una pequeña plaza. Dentro de ésta se aprecia su fachada de clara influencia romana, con sus columnas y frontones helenizantes que se complementan con una serie de relieves desgastados por el agua, la lluvia y el sol.



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